miércoles, 25 de noviembre de 2009

Somos Polvo de Estrellas


Este libro de divulgación pretende responder, desde el punto de vista de la ciencia y humildemente, a las grandes cuestiones de la humanidad ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? y ¿Hacia dónde vamos?.

Por primera vez en la historia el conocimiento científico permite descifrar esas preguntas y otras muchas. ¿Qué había antes del Big Bang? ¿Somos una especie superior? ¿Qué ocurrirá cuando muera nuestro Sol? ¿Cómo nos afecta la Luna? ¿Puede el ser humano crear vida a partir de componentes inorgánicos? ¿Como morirá nuestro Universo?...

Centrándose en las ideas clave y evitando detalles técnicos, contado con rigor científico, pero de manera clara y precisa, este libro es un viaje apasionante por nuestra historia, a la vez que una exposición científica desde el Big Bang hasta el final del Universo.

Si quieres el libro, te puedes hacer con el aquí:

http://www.editorialcreacion.com/

Si ya has leído el libro deja tu opinión:

El nacimiento de la Tierra

Hace 4.570 millones de años se forma nuestro Sistema Solar y, con él, el Sol, la Tierra y el resto de planetas que lo configuran.

Una nube de gas y de polvo formó la estrella central, el Sol, el amplio disco de gas y polvo que giraba alrededor de esta nueva estrella creó planetas y varios satélites, asteroides y cometas.

Si alguien pudo ver la Tierra en ese momento, jamás hubiese pensado que ese planeta albergaría vida.

En su origen, la Tierra era sólo rocas incandescentes y gases. No poseía agua líquida, estaba a unos 150 millones de kilómetros del Sol y era el tercer planeta, si empezamos a contar desde el Sol, y el quinto más grande del Sistema Solar.

En la actualidad, la Tierra tiene una temperatura media de 15 °C tiene agua líquida en el 71% de su superficie, alberga una grandísima diversidad de formas de vida, y hoy es el único planeta en el que se conoce la existencia de vida.

Es el único planeta del Sistema Solar donde el agua puede existir permanentemente en estado líquido en la superficie. El agua ha sido esencial para la vida y ha formado un sistema de circulación y erosión único en el Sistema Solar.

¿A qué se debe este cambio tan grande? Pues a un choque gigantesco.

Hace 4.533 millones de años, el planeta Tea (Del griego Theia, madre de la Luna), del tamaño de Marte, colisionó con la joven Tierra a una velocidad de 40.000 km/h.

Gran parte de Tea y una fracción significativa de la propia Tierra fueron hacia el espacio.

El núcleo de Tea se hundió dentro del núcleo terrestre. Las condiciones existentes en la Tierra tras el impacto fueron infernales, con el planeta fundido en su totalidad y rodeado por una atmósfera de roca vaporizada a una temperatura de 4.000 °C.

Un gran porcentaje de Tea se fusionó entre uno y cien años después del impacto, para formar lo que hoy es la Luna.

Este evento extraordinario dio a la Tierra dos peculiaridades, la primera es una inclinación de unos 23,5° sobre su eje, lo cual produce las estaciones tal como las conocemos;y la segunda, un satélite de gran tamaño (algo menos de un tercio del tamaño de la Tierra), que ejerce una gran influencia sobre ella, por ejemplo, actuando sobre las mareas.

Si de nuevo alguien hubiera visto la Tierra en este momento, ésta seguía siendo un infierno para contener vida, pero ya se enfriaría… Al menos por fuera.

La Tierra se empezó a enfriar lentamente y los volcanes y géiseres que se formaban en la superficie comenzaron a expulsar los gases que formaron la atmósfera terrestre. Hace unos 4.000 millones de años, la gran cantidad de vapor de agua acumulado en la atmósfera cayó a la superficie de la Tierra, llovió durante más de 50.000 años y nacieron los océanos.

Al principio los océanos no eran precisamente de agua salada, tal como lo conocemos hoy en día, sino de agua dulce, como lagos ¿Cómo se convirtieron en agua salada?

Junto con la lava de las erupciones volcánicas y el vapor de agua que brotaba a presión desde el interior de la Tierra, surgían también determinadas cantidades de cloruro de sodio (sal común), acompañada de otros elementos químicos como el potasio, magnesio, sulfato, calcio, bicarbonato y bromuro.

Al ser esos elementos mucho más pesados que el vapor de agua que los expulsaba hacia la superficie terrestre, quedaban depositados entre las rocas por donde salían las columnas de vapor.

La lluvia que caía sobre la Tierra disolvía y arrastraba a su paso la sal y el resto de los elementos químicos solubles en agua que se encontraban depositados entre las rocas y sobre la superficie terrestre, dirigiéndola hacia los mares y océanos primitivos.

La salinidad del mar no es la misma en todos los lugares, pero se considera que la mayoría del agua contenida en los mares y océanos contiene, como media, sólo un 3,5 % de sal (35 gramos por litro), aunque esa pequeña cantidad es suficiente para que no se pueda beber.

Más tarde, la Tierra continuó enfriándose, pero la actividad de los volcanes disminuyó, por lo que desde hace ya unos 100 millones de años la cantidad de agua que contienen los océanos y mares no ha variado.

Introducción

La historia que aquí va a leer es tan extraordinaria como la mayor de las fantasías que cualquier humano pueda imaginar; sin embargo, todo esto es cierto y está avalado por infinidad de conocimientos científicos con los que contamos hoy en día.

El libro no pretende ser dogmático o cerrado, más bien al contrario: todo está abierto a discusión. Mi intención, al escribir este libro, es la de divulgar unos conocimientos que, sorprendentemente, muchas personas desconocen.

El objetivo, por lo tanto, es que el lector disfrute, descubra cosas sorprendentes y, finalmente, reflexione.

En la actualidad, existen más científicos e investigadores de los que han existido en toda la historia de la Humanidad. También contamos con más medios que nunca para poder transmitir información y, sin embargo, la historia que aparece en este libro, que es nuestra historia, no es ampliamente conocida.

Para narrar esta historia, trato en todo momento de no usar ningún punto de vista filosófico, metafísico o religioso; intento ceñirme al tratamiento científico; sin embargo, sí que se utilizarán palabras de origen religioso (paraíso, infierno, apocalipsis…) que son habituales en nuestro lenguaje, incluso fuera del marco religioso.

Por supuesto, respeto todas las religiones, y para muchos, lo que van a leer aquí, será compatible con su fe. Para mí, sin embargo, lo narrado en este libro impide cualquier interpretación religiosa.

Vamos a iniciar un viaje que comienza antes de la formación de nuestro Universo y finaliza mucho después de que el ser humano desaparezca. Conoceremos seres extraños que se convierten en humanos, universos crecientes, bacterias que nos fabrican una atmósfera o un planeta Tierra viviente, así como un repaso de nuestra andadura en este planeta. Muchas de estas cosas están más que demostradas experimentalmente; de otras, simplemente tenemos certezas matemáticas.

No se desespere leyendo el libro, pensando que es una locura y, si en algún momento tienen necesidad de saber de dónde provienen estos datos, salte a la sección «¿Me puedo creer lo que estoy leyendo?», casi al final de libro, y recibirá un poco de luz.

Por supuesto, está claro que ninguno de los cálculos o experimentos son míos, soy un simple recolector de datos. Se unen aquí matemáticas, física, antropología, paleontología, química, informática, geología y otras muchas ciencias actuales.

He tratado de exponer todos estos conocimientos de manera sencilla, sin usar palabras técnicas ni complicadas y procurando que siempre sea una lectura fácil. He abusado a propósito del punto y aparte, con la intención de dar sensación de línea de tiempo, un orden cronológico en el que se van sucediendo las cosas. Si resiste el viaje, descubrirá quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos, al menos desde el punto de vista de la razón.

Deseo que el lector descubra cosas interesantes o, por lo menos, curiosas y que disfrute leyendo este libro, al menos tanto como yo he disfrutado escribiéndolo.